lunes, 6 de julio de 2020

Los imprescindibles de la cocina con peques


Cómo todos sabemos, con la llegada de un bebé a casa comienzan los gastos y las compras de productos que nos parecen imprescindibles para nuestra supervivencia como madres y padres, pero ¿realmente los son? Con el paso del tiempo nos damos cuenta qué muchos de esos imprescindibles no los eran tanto. Y ya pasada esa euforia inicial, de pronto llegan los 6 meses del bebé y con ello el comienzo de la alimentación complementaria. Esto se traduce en otra oleada de gastos en base a nuevos utensilios en la cocina: baberos, tronas, vajilla, cubiertos, babycooker…. Pero, ¿son de verdad indispensables? En este post os dejo mi opinión al respecto, a la par que abordo temas como la importancia de la autonomía en torno a la alimentación y como siempre digo la importancia de respetar sus ritmos. Espero que disfrutéis de la lectura.

Trona

Casi de las primeras cosas que nos viene a la cabeza al hablar de alimentación complementaria es un niño o niña sentaditos en su trona. Para mí, la trona es uno de esos indispensables, si bien es cierto que al comienzo una buena alternativa es cogerles en nuestro regazo y ofrecerles desde ahí la comida en la mesa. Hay a quien esta opción al principio le da más seguridad ya que el contacto con nuestro bebé es más estrecho. Y una vez van creciendo existen otras opciones como ponerles la comida en una mesa a su altura y que ellos estén de pie o en sillas pequeñitas. Pero si queremos integrarles en el grupo familiar y que sean partícipes de la alimentación en familia, para mí la trona es uno de esos imprescindibles. Les hace sentirse parte del grupo, además les permite estar a la misma altura que nosotros. Y otro punto es la seguridad. Al estar sentados en la trona tenemos la seguridad de que no se van a caer. En este punto creo que es importante el detalle de no atarles los arneses, ya que en caso de atragantamiento esos segundos que tardemos en soltarlos pueden ser cruciales. En principio con la propia bandeja de la trona deberían estar seguros, pero ojo, llega una fase en la que pueden incluso ponerse de pie ellos y ellas solitas.

¿Qué tipo de trona recomiendo? Bueno creo que algo importante es que en algún sentido le permita “cierta” autonomía al niño/a. Para ello hay tronas evolutivas que conforme crecen incluso pueden sentarse ellos solos. Y otro aspecto, no menos importante es el tema de la limpieza, que sea de un material fácil de limpiar y sin muchos recovecos, al igual que la bandeja sea fácilmente extraíble para su limpieza.

Y si sois mucho de comer fuera de casa, mi consejo es que os agenciéis una trona portátil. Por experiencia os recomiendo las que son tipo bolso y luego se abren convirtiéndose en un asiento que se ata a la silla. Y junto con estas tronas portátiles un imprescindibles son unos buenos recipientes térmicos para mantener la comida caliente cuando vais fuera de casa y una mini nevera para mantener los alimentos refrigerados. No podemos pasar por alto la seguridad alimentaria. 

Vajilla

Otro aspecto que nos puede dar quebraderos de cabeza es que platos, vasos y cubiertos les ofrecemos a los peques. Y en el fondo para mí la respuesta es muy sencilla, ¿Qué utilizas tú? Pero vayamos por partes:

Platos

Admitámoslo, a quien no se le ha roto un plato alguna vez. ¿Qué problema hay en ello? Ninguno ¿verdad? Pues con los y las peques debería ser lo mismo, bueno con el único inconveniente que los adultos somos conscientes y si se rompe andamos con cuidado y un peque es muy probable que acabe cortándose o haciéndose daño. De ahí mi recomendación de que al principio los platos sean de un material irrompible. Aquí ya a vuestra elección el tipo de material, valorando otros criterios como pueden ser los medioambientales. Existen platos de plástico, de melanina, de bambú, de silicona…. Creo que de todo lo que te puedas imaginar.  Y luego están los platos que vienen con una base adherente tipo ventosa que “evitan” que el niño o niña los pueda coger y lanzar. Bueno pongo “evita” porque yo al menos no he dado con ninguno que de verdad funcione y eso que hemos probado varios.

Perfecto, entonces elegimos unos platos de un material irrompible, nos ponemos a buscar y nuestra sorpresa es que la gran mayoría como están pensados para un público infantil, son coloridos y con mil chismes que a la larga lo que hacen es distraer al peque a la hora de comer y no nos olvidemos disparan e precio frente a un plato “normal”. Hay quien dice que los dibujos son para que el niño o niña se motive viendo aparecer poco a poco el dibujo que tapaba la comida. No nos engañemos, ¿cuánto tiempo funcionan estos juegos con los peques? Lo que les gusta de este tipo de juegos de esconder cosas, el cu cu etc es precisamente la sorpresa que les produce, la novedad, pero desde mi punto de vista una vez lo tienen como algo rutinario se acabó. Además, está el inconveniente de distraerles o jugar en los momentos de las comidas. Puntualmente puede ser una estrategia, pero como algo del día a día, al final acaban por no saber identificar sus señales de hambre y saciedad. Comen porque es un juego, claro, son niños y les encanta jugar, pero no comen escuchando a su cuerpo.

Otra opción muy de moda actualmente son los platos o bandejas con diferentes compartimentos. ¿Son útiles? Es cierto que al principio sirven para poder ofrecer diferentes alimentos en un mismo plato de forma separada para que el niño o niña vaya identificando bien los colores, formas y asociándolas a cada alimento junto con su olor, sabor y textura. Pero hasta donde yo sé, los alimentos también se pueden presentar así en un plato sin compartimentos. Y la verdad, tampoco les veo ninguna ventaja más. Y como inconveniente, pues como en muchas de estas cosas, el precio. 

Vasos

Con el tema de los vasos pasa un poco como con los platos, ¿cuál es el inconveniente de ofrecerles el agua en un vaso de los que usamos los adultos en casa? En este punto seguro que estáis pensando, ¡hombre, Isabel pues para eso están los vasos de aprendizaje! Como le escuché hace poco al gran Carlos Gonzáles, ¿vasos de aprendizaje para aprender a beber de una forma que no es como luego se bebe de un vaso normal? Si le damos a un niño o niña un vaso de aprendizaje, muy bien, aprenderá a beber de ese vaso en concreto, pero tarde o temprano tendrá que aprender a beber en un vaso de los de toda la vida.

Como a veces dice más una imagen que mil palabras, aquí os dejo una que espero os haga reflexionar.

 

Mi experiencia es que con mis dos hijas en casa les hemos ofrecido el agua en vaso normal, si de cristal, al principio con nuestra ayuda y luego ellas solas. Y si, se nos han roto algún que otro vaso, pero os aseguro que no muchos más de los que también se nos han roto a los adultos. Para la calle sí que hemos empleamos esos típicos vasos para beber que vienen con “pitorro” y tapa o con un sistema antiderrame para evitar que se mojase todo el bolso. Casualidad estos vasos nos los han regalado y bueno los hemos aprovechado como digo para la calle. Pero enseguida vimos que una muy buena opción eran las botellas (no de plástico). Ellas son capaces de beber mejor, además si son térmicas mantienen el agua fresquita.

Cubiertos

La primera pregunta que muchas veces nos hacemos en este punto es ¿qué importancia tiene el uso o no de cubiertos? ¿cuándo debo ofrecerle cubiertos? La verdad es que no son necesarios para empezar, si les dejamos que experimenten y exploren con sus manos, aprenderán a identificar alimentos, texturas y a ir poco a poco explorando por ellos mismos el maravilloso mundo de la alimentación. Los cubiertos al principio solo los emplearán para jugar. Bueno ¿y en caso de ofrecerles la comida en forma de triturados? En ese caso el único imprescindible es una cuchara pequeña. Pero vamos, que con una cucharilla normal de las que tenemos en casa es suficiente. Existen cucharillas diseñadas para niños que son de material más blandito y como más planas a la hora de llevarlas a la boca de los peques, bien, podrían ser útiles, pero suponen un gasto más. También existen las Pre-cucharas y en algún momento entre los 6-9 meses nos pueden ser útiles para comidas cremosas, pero no nos engañemos, también meterán las manos en el plato y las emplearán más para jugar.

Entonces les dejamos explorar con las manos, pero llegará un momento que coman con cubiertos y ¿cuándo se los introducimos? No nos olvidemos que los y las peques como más aprenden es por imitación. Si comemos en familia, ellos nos empezarán a imitar, así que, en algún momento, serán ellos quien muestren curiosidad y nos pidan los cubiertos. Antes de los 12 meses es complicado que sean capaces de hacer todo el proceso que supone cargar el tenedor o la cuchara y girarlo para llevarlo a la boca.  Aquí es importante respetar el ritmo y la curiosidad de cada peque. Como experiencia propia, con nuestra hija mayor en torno al año ya mostraba interés por los cubiertos e incluso era capaz de pinchar ella misma con el tenedor pequeños trozos de comida. Sin embargo, la pequeña que, a día de hoy tiene un año, los emplea más como juguete que otra cosa, pero no me preocupa, ya los utilizará más adelante.

Por experiencia propia, aconsejo comenzar a dejarles el tenedor, sí, el tenedor normal pequeño que tenemos en nuestras casas, con sus pinchos, sí. Para ellos y ellas es más fácil pinchar comida y que no se les caiga al llevarla a la boca, que cargar una cuchara de la cual se va a derramar todo casi seguro antes de poder saborear el bocado. Y sinceramente, los tenedores que venden específicos para niños, no pinchan, por lo que les resulta casi imposible poder “pescar” ningún trozo. Creo que tenemos que confiar en ellos y ellas, quizá alguna vez se pinchen con el tenedor, pero por experiencia os digo que lo controlan muy bien. Confiemos en ellos y ellas y dejémosles ser libres de su propio aprendizaje. Lógicamente un cuchillo afilado o con sierra no les dejaría cuando son muy pequeños, pero si queremos que aprendan a usar los cubiertos como mejor aprenderán será con los propios cubiertos.

Hasta aquí hemos abarcado un poco tema vajilla, siendo una de las mayores preocupaciones de los padres el tema de que se rompa la vajilla y se puedan hacer daño, pero, ¿qué pasa con el tema limpieza en la alimentación infantil? Es un tema que también trae muchos quebraderos de cabeza a los padres y madres. Como ya he comentado al inicio un punto muy importante es que la trona que se emplee sea de fácil limpieza. También existen recogedores de comida que se unen a la trona, sinceramente para mi es algo totalmente innecesario, mejor enseñarles poco a poco que no se debe tirar la comida, y sino barrer y fregar el suelo y que ellos y ellas lo vean, que sean conscientes que lo que se ensucia se limpia.

¿Y para la ropa?, soy partidaria de baberos con mangas para evitar pringarse entero, pero también soy muy fan de ropa especifica para comer, ropa vieja o ropa que les va quedando pequeña, por ejemplo. Si se mancha, pues se mancha y se lava en la lavadora y como es solo para comer nos olvidamos de esas manchas imposibles de eliminar, y así le dejamos al peque disfrutar del momento de comer sin presionarle a que coma con cuidado de no mancharse. Incluso si es verano y hace calor, pueden comer solo con el pañal sin ningún problema. Eso sí, luego tocará casi seguro una ducha.

Analizados los puntos que más dudas despiertan, ¿hay algún otro imprescindible que debamos tener en la cocina? Para mi hay una cosa que no puede faltar en una cocina con peques y es la torre de aprendizaje. Es uno de los grandes inventos que les permite ayudarnos en la cocina, estar a nuestra altura, sentirse uno más en la elaboración de los alimentos y despertar esa curiosidad por la alimentación y la cocina. Hay mil modelos, y aquí ya es cuestión personal de gustos. Nosotros tenemos una torre de aprendizaje que sirve también de mesa, nos la hizo un amigo junto con dos taburetes. Ha sido sin duda uno de los mejores regalos. 

Y unido a este objetivo de acercarles a la cocina y despertar su curiosidad y autonomía, creo que en todas las cocinas debe haber pequeños utensilios de cocina que puedan emplear para ayudarnos. En este punto, pueden ser utensilios diseñados específicamente para los más peques como puede ser el cuchillo de autonomía Kiddikutter (hay otros igual de válidos, este es el que tenemos nosotros y nos encanta, pero para nada es publicidad ni tengo beneficio en ello). No os imagináis la autonomía que les da. O pueden ser pequeños utensilios de nuestra cocina que puedan emplear sin ningún peligro, como las pequeñas picadoras de mano o un batidor de huevos.

Nuestra hija mayor con 2 años empleando un cuchillo para partir uvas para merendar.

Os dejo este enlace a un post sobre utensilios de cocina y niños de Bei de Tigriteando. 

Y bueno si hemos hablado de los imprescindibles también debo hablar de los prescindibles, y para mi hay uno claro y es la babycooker. Desde mi experiencia personal no le encuentro la diferencia con una cazuela normal que ya permite hervir alimentos o cocer al vapor y luego pasarlo por una batidora en caso de querer un triturado o simplemente querer modificar la textura.  Con la alimentación complementaria buscamos integrar a los y las peques en las comidas familiares, creo que la clave es intentar adaptar nuestros platos para que los puedan comer y disfrutar ellos, pero no hacerles comida especial para ellos. Por eso creo que este tipo de utensilios pueden ser útiles si los empleas para preparar la comida de toda la familia, pero estaríamos ya hablando de robots de cocina al uso, no de los que llevan por delante el nombre baby. No obstante, los y las que me conocéis ya sabéis que no soy tampoco muy fan de los robots de cocina, sino más bien de la vieja usanza de cazuela y batidora o un buen procesador de alimentos.

Espero os haya servido de inspiración este post, como en todo alrededor de la alimentación, no existe la verdad absoluta ni mucho menos. No pretendo convenceros de lo que tenéis o no que comprar para la cocina y alimentación de vuestros peques, simplemente haceros reflexionar acerca del gasto innecesario que muchas veces suponen esos objetos específicamente diseñados para el público infantil. Os invito a pensar primero en la funcionalidad y el uso real que le vais a dar. Y sobre todo os animo a pensar en los peques, en respetar sus ritmos y sobre todo confiar en ellos, nadie nace aprendido y muchas veces cómo más aprendemos es a base de nuestros propios errores. Dejémosles entonces que se equivoquen, que experimenten, que se manchen…. Permitámosles, en definitiva, disfrutar de la comida, la alimentación y por supuesto la cocina.


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