Cómo todos sabemos, con la llegada de un bebé a casa comienzan los gastos y las compras de productos que nos parecen imprescindibles para nuestra supervivencia como madres y padres, pero ¿realmente los son? Con el paso del tiempo nos damos cuenta qué muchos de esos imprescindibles no los eran tanto. Y ya pasada esa euforia inicial, de pronto llegan los 6 meses del bebé y con ello el comienzo de la alimentación complementaria. Esto se traduce en otra oleada de gastos en base a nuevos utensilios en la cocina: baberos, tronas, vajilla, cubiertos, babycooker…. Pero, ¿son de verdad indispensables? En este post os dejo mi opinión al respecto, a la par que abordo temas como la importancia de la autonomía en torno a la alimentación y como siempre digo la importancia de respetar sus ritmos. Espero que disfrutéis de la lectura.
TronaCasi de las
primeras cosas que nos viene a la cabeza al hablar de alimentación
complementaria es un niño o niña sentaditos en su trona. Para mí, la trona es uno de esos indispensables, si bien es cierto que al comienzo una buena alternativa es
cogerles en nuestro regazo y ofrecerles desde ahí la comida en la mesa. Hay a
quien esta opción al principio le da más seguridad ya que el contacto con
nuestro bebé es más estrecho. Y una vez van creciendo existen otras opciones
como ponerles la comida en una mesa a su altura y que ellos estén de pie o en
sillas pequeñitas. Pero si queremos integrarles en el grupo familiar y que sean
partícipes de la alimentación en familia, para mí la trona es uno de esos imprescindibles.
Les hace sentirse parte del grupo, además les permite estar a la misma altura
que nosotros. Y otro punto es la seguridad. Al estar sentados en la trona
tenemos la seguridad de que no se van a caer. En este punto creo que es
importante el detalle de no atarles los arneses, ya que en caso de
atragantamiento esos segundos que tardemos en soltarlos pueden ser cruciales.
En principio con la propia bandeja de la trona deberían estar seguros, pero
ojo, llega una fase en la que pueden incluso ponerse de pie ellos y ellas
solitas.
¿Qué tipo de
trona recomiendo? Bueno creo que algo importante es que en algún sentido le
permita “cierta” autonomía al niño/a. Para ello hay tronas evolutivas que
conforme crecen incluso pueden sentarse ellos solos. Y otro aspecto, no menos
importante es el tema de la limpieza, que sea de un material fácil de limpiar y
sin muchos recovecos, al igual que la bandeja sea fácilmente extraíble para su
limpieza.
Y si sois mucho de comer fuera de casa, mi consejo es que os agenciéis una trona portátil. Por experiencia os recomiendo las que son tipo bolso y luego se abren convirtiéndose en un asiento que se ata a la silla. Y junto con estas tronas portátiles un imprescindibles son unos buenos recipientes térmicos para mantener la comida caliente cuando vais fuera de casa y una mini nevera para mantener los alimentos refrigerados. No podemos pasar por alto la seguridad alimentaria.
Vajilla
Otro aspecto
que nos puede dar quebraderos de cabeza es que platos, vasos y cubiertos les
ofrecemos a los peques. Y en el fondo para mí la respuesta es muy sencilla,
¿Qué utilizas tú? Pero vayamos por partes:
Platos
Admitámoslo, a
quien no se le ha roto un plato alguna vez. ¿Qué problema hay en ello? Ninguno
¿verdad? Pues con los y las peques debería ser lo mismo, bueno con el único
inconveniente que los adultos somos conscientes y si se rompe andamos con
cuidado y un peque es muy probable que acabe cortándose o haciéndose daño. De
ahí mi recomendación de que al principio los platos sean de un material irrompible.
Aquí ya a vuestra elección el tipo de material, valorando otros criterios como
pueden ser los medioambientales. Existen platos de plástico, de melanina, de
bambú, de silicona…. Creo que de todo lo que te puedas imaginar. Y luego están los platos que vienen con una
base adherente tipo ventosa que “evitan” que el niño o niña los pueda coger y
lanzar. Bueno pongo “evita” porque yo al menos no he dado con ninguno que de
verdad funcione y eso que hemos probado varios.
Perfecto,
entonces elegimos unos platos de un material irrompible, nos ponemos a buscar y
nuestra sorpresa es que la gran mayoría como están pensados para un público
infantil, son coloridos y con mil chismes que a la larga lo que hacen es
distraer al peque a la hora de comer y no nos olvidemos disparan e precio
frente a un plato “normal”. Hay quien dice que los dibujos son para que el niño
o niña se motive viendo aparecer poco a poco el dibujo que tapaba la comida. No
nos engañemos, ¿cuánto tiempo funcionan estos juegos con los peques? Lo que les
gusta de este tipo de juegos de esconder cosas, el cu cu etc es precisamente la
sorpresa que les produce, la novedad, pero desde mi punto de vista una vez lo
tienen como algo rutinario se acabó. Además, está el inconveniente de
distraerles o jugar en los momentos de las comidas. Puntualmente puede ser una
estrategia, pero como algo del día a día, al final acaban por no saber
identificar sus señales de hambre y saciedad. Comen porque es un juego, claro,
son niños y les encanta jugar, pero no comen escuchando a su cuerpo.
Otra opción muy
de moda actualmente son los platos o bandejas con diferentes compartimentos.
¿Son útiles? Es cierto que al principio sirven para poder ofrecer diferentes
alimentos en un mismo plato de forma separada para que el niño o niña vaya
identificando bien los colores, formas y asociándolas a cada alimento junto con
su olor, sabor y textura. Pero hasta donde yo sé, los alimentos también se pueden presentar así
en un plato sin compartimentos. Y la verdad, tampoco les veo ninguna ventaja
más. Y como inconveniente, pues como en muchas de estas cosas, el precio.
Vasos
Con el tema de
los vasos pasa un poco como con los platos, ¿cuál es el inconveniente de
ofrecerles el agua en un vaso de los que usamos los adultos en casa? En este
punto seguro que estáis pensando, ¡hombre, Isabel pues para eso están los vasos
de aprendizaje! Como le escuché hace poco al gran Carlos Gonzáles, ¿vasos de
aprendizaje para aprender a beber de una forma que no es como luego se bebe de
un vaso normal? Si le damos a un niño o niña un vaso de aprendizaje, muy bien,
aprenderá a beber de ese vaso en concreto, pero tarde o temprano tendrá que
aprender a beber en un vaso de los de toda la vida.
Como a veces
dice más una imagen que mil palabras, aquí os dejo una que espero os haga
reflexionar.
Mi experiencia
es que con mis dos hijas en casa les hemos ofrecido el agua en vaso normal, si
de cristal, al principio con nuestra ayuda y luego ellas solas. Y si, se nos
han roto algún que otro vaso, pero os aseguro que no muchos más de los que
también se nos han roto a los adultos. Para la calle sí que hemos empleamos
esos típicos vasos para beber que vienen con “pitorro” y tapa o con un sistema
antiderrame para evitar que se mojase todo el bolso. Casualidad estos vasos nos
los han regalado y bueno los hemos aprovechado como digo para la calle. Pero
enseguida vimos que una muy buena opción eran las botellas (no de plástico).
Ellas son capaces de beber mejor, además si son térmicas mantienen el agua
fresquita.
Cubiertos
La primera
pregunta que muchas veces nos hacemos en este punto es ¿qué importancia tiene
el uso o no de cubiertos? ¿cuándo
debo ofrecerle cubiertos? La verdad es que
no son necesarios para empezar, si les dejamos que experimenten y exploren con
sus manos, aprenderán a identificar alimentos, texturas y a ir poco a poco
explorando por ellos mismos el maravilloso mundo de la alimentación. Los
cubiertos al principio solo los emplearán para jugar. Bueno ¿y en caso de
ofrecerles la comida en forma de triturados? En ese caso el único
imprescindible es una cuchara pequeña. Pero vamos, que con una cucharilla
normal de las que tenemos en casa es suficiente. Existen cucharillas diseñadas
para niños que son de material más blandito y como más planas a la hora de
llevarlas a la boca de los peques, bien, podrían ser útiles, pero suponen un
gasto más. También existen las Pre-cucharas y en algún momento entre los 6-9
meses nos pueden ser útiles para comidas cremosas, pero no nos engañemos,
también meterán las manos en el plato y las emplearán más para jugar.
Entonces les
dejamos explorar con las manos, pero llegará un momento que coman con cubiertos
y ¿cuándo se los introducimos? No nos olvidemos que los y las peques como más
aprenden es por imitación. Si comemos en familia, ellos nos empezarán a imitar,
así que, en algún momento, serán ellos quien muestren curiosidad y nos pidan
los cubiertos. Antes de los 12 meses es complicado que sean capaces de hacer
todo el proceso que supone cargar el tenedor o la cuchara y girarlo para
llevarlo a la boca. Aquí es importante
respetar el ritmo y la curiosidad de cada peque. Como experiencia propia, con
nuestra hija mayor en torno al año ya mostraba interés por los cubiertos e
incluso era capaz de pinchar ella misma con el tenedor pequeños trozos de
comida. Sin embargo, la pequeña que, a día de hoy tiene un año, los emplea más
como juguete que otra cosa, pero no me preocupa, ya los utilizará más adelante.
Por experiencia
propia, aconsejo comenzar a dejarles el tenedor, sí, el tenedor normal pequeño
que tenemos en nuestras casas, con sus pinchos, sí. Para ellos y ellas es más
fácil pinchar comida y que no se les caiga al llevarla a la boca, que cargar
una cuchara de la cual se va a derramar todo casi seguro antes de poder
saborear el bocado. Y sinceramente, los tenedores que venden específicos para
niños, no pinchan, por lo que les resulta casi imposible poder “pescar” ningún
trozo. Creo que tenemos que confiar en ellos y ellas, quizá alguna vez se
pinchen con el tenedor, pero por experiencia os digo que lo controlan muy bien.
Confiemos en ellos y ellas y dejémosles ser libres de su propio aprendizaje.
Lógicamente un cuchillo afilado o con sierra no les dejaría cuando son muy
pequeños, pero si queremos que aprendan a usar los cubiertos como mejor
aprenderán será con los propios cubiertos.
Hasta aquí
hemos abarcado un poco tema vajilla, siendo una de las mayores preocupaciones
de los padres el tema de que se rompa la vajilla y se puedan hacer daño, pero, ¿qué
pasa con el tema limpieza en la alimentación infantil? Es un tema que también
trae muchos quebraderos de cabeza a los padres y madres. Como ya he comentado
al inicio un punto muy importante es que la trona que se emplee sea de fácil
limpieza. También existen recogedores de comida que se unen a la trona,
sinceramente para mi es algo totalmente innecesario, mejor enseñarles poco a
poco que no se debe tirar la comida, y sino barrer y fregar el suelo y que
ellos y ellas lo vean, que sean conscientes que lo que se ensucia se limpia.
¿Y para la ropa?,
soy partidaria de baberos con mangas para evitar pringarse entero, pero también
soy muy fan de ropa especifica para comer, ropa vieja o ropa que les va
quedando pequeña, por ejemplo. Si se mancha, pues se mancha y se lava en la
lavadora y como es solo para comer nos olvidamos de esas manchas imposibles de
eliminar, y así le dejamos al peque disfrutar del momento de comer sin
presionarle a que coma con cuidado de no mancharse. Incluso si es verano y hace
calor, pueden comer solo con el pañal sin ningún problema. Eso sí, luego tocará
casi seguro una ducha.
Analizados los
puntos que más dudas despiertan, ¿hay algún otro imprescindible que debamos
tener en la cocina? Para mi hay una cosa que no puede faltar en una cocina con peques
y es la torre de aprendizaje. Es uno de los grandes inventos que les permite
ayudarnos en la cocina, estar a nuestra altura, sentirse uno más en la
elaboración de los alimentos y despertar esa curiosidad por la alimentación y
la cocina. Hay mil modelos, y aquí ya es cuestión personal de gustos. Nosotros
tenemos una torre de aprendizaje que sirve también de mesa, nos la hizo un
amigo junto con dos taburetes. Ha sido sin duda uno de los mejores regalos.
Y unido a este
objetivo de acercarles a la cocina y despertar su curiosidad y autonomía, creo
que en todas las cocinas debe haber pequeños utensilios de cocina que puedan emplear para
ayudarnos. En este punto, pueden ser utensilios diseñados específicamente para
los más peques como puede ser el cuchillo de autonomía Kiddikutter (hay otros
igual de válidos, este es el que tenemos nosotros y nos encanta, pero para nada
es publicidad ni tengo beneficio en ello). No os imagináis la autonomía que les
da. O pueden ser pequeños utensilios de nuestra cocina que puedan emplear sin
ningún peligro, como las pequeñas picadoras de mano o un batidor de huevos.
Os dejo este enlace a un post sobre utensilios de cocina y niños de Bei de Tigriteando.
Y bueno si
hemos hablado de los imprescindibles también debo hablar de los prescindibles,
y para mi hay uno claro y es la babycooker. Desde mi experiencia personal no le
encuentro la diferencia con una cazuela normal que ya permite hervir alimentos
o cocer al vapor y luego pasarlo por una batidora en caso de querer un
triturado o simplemente querer modificar la textura. Con la alimentación complementaria buscamos
integrar a los y las peques en las comidas familiares, creo que la clave es
intentar adaptar nuestros platos para que los puedan comer y disfrutar ellos,
pero no hacerles comida especial para ellos. Por eso creo que este tipo de
utensilios pueden ser útiles si los empleas para preparar la comida de toda la
familia, pero estaríamos ya hablando de robots de cocina al uso, no de los que
llevan por delante el nombre baby. No obstante, los y las que me conocéis ya
sabéis que no soy tampoco muy fan de los robots de cocina, sino más bien de la
vieja usanza de cazuela y batidora o un buen procesador de alimentos.
Espero os haya servido de inspiración este post, como en todo alrededor de la alimentación, no existe la verdad absoluta ni mucho menos. No pretendo convenceros de lo que tenéis o no que comprar para la cocina y alimentación de vuestros peques, simplemente haceros reflexionar acerca del gasto innecesario que muchas veces suponen esos objetos específicamente diseñados para el público infantil. Os invito a pensar primero en la funcionalidad y el uso real que le vais a dar. Y sobre todo os animo a pensar en los peques, en respetar sus ritmos y sobre todo confiar en ellos, nadie nace aprendido y muchas veces cómo más aprendemos es a base de nuestros propios errores. Dejémosles entonces que se equivoquen, que experimenten, que se manchen…. Permitámosles, en definitiva, disfrutar de la comida, la alimentación y por supuesto la cocina.
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